martes, 24 de agosto de 2010

Las cosas que no nos dijimos.

Tomas rozó los labios de Julia con las yemas de los dedos y le béso los párpados.
- He intentado convencerme de que podía vivir sin ti, pero ya ves, no lo consigo.
- ¿Y África, tus repostajes? ¿Y qué dirá Knapp?
- ¿De qué me sirve recorrer la tierra para traer la verdad de los demás si me miento a mí mismo, de qué me sirve ir de país en país cuando la mujer a la que amo no está en ninguno de ellos?
- Entonces no te hagas más preguntas, era la manera más bonita de decirme hola - dijo julia poniéndose de puntillas.
Se besaron, y fue un beso muy largo, como el de dos personas que se aman hasta el punto de olvidarse del resto del mundo.

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