- ¿No te dicen nada?
+ Aun no tengo claro lo que dicen, pero me estoy tirando por una cuestión.
- ¿Cual?
+ Si te la digo, ¿Prometes dejarme hacerla?
- Sea lo que sea, lo estoy deseando.
Y allí cogió el y en aquel dulce lugar, se acerco a la fuente donde estaba aquella olvidada flor, se la puso detrás de la oreja y la beso como si fuera la primera vez desde aquellos dulces 10 años, cuando eran simples adolescentes. Y sabio a la ternura de siempre...
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