domingo, 4 de mayo de 2014

Creo que hace más o menos un año que deje de sentir lo que era ser feliz, digamos que el año 2013 como ya he dicho muchas veces fue "el año de las desgracias", el año en cual cada mala noticia hizo romper mi corazón en más y más pedacitos, creo que obtuvo tanto dolor, que se quedo sin lagrimas para expresar todo aquello que sentía.
Suponía y esperaba que el 2014 iba a venir cargado de buenas vibraciones, de buenas y locas aventuras y con un poco más de alegría que el que dejaba a un lado, pero es que él ha venido, ha entrado a mi vida, la ha puesto patas arriba y ha logrado recuperar que mi corazón lata a gran velocidad, ha logrado que vuelva a sentir lo que es ser feliz, ha logrado que sonría, que se me ilumine la mirada, que no quiera que exista nada más en el mundo que el y yo en una misma cama, que el tiempo a su lado no se considera tiempo, es algo más veloz que la velocidad con la que va la luz, que pasar 3 días encerrada en un cama a su lado ahora mismo es una de mis mayores aficciones, me estoy acostumbrando demasiado a dormir abrazada a el, a mirarle, a sonreirle, a besarle, y cuando estoy sin él siento una especie de cosquilleo y nostalgia que me hace necesitar volver a estar a su lado, me encanta cada pequeña locura o tontería que puede tener hacia mi, que tengamos peleas tontas, de esas que cuando las ves en la tele también te apetecería tenerlas, pues yo las tengo, hacemos peleas porque el otro no haga algo, intentamos que el otro muera de cosquillas o le hacemos daño sin querer por apretarnos demasiado fuerte, que despertarle a besos se ha convertido en mi mayor pasión, que yo siento felicidad solo con que al dormir busque mi mano y durmamos con las manos entrelazadas, que llegar a casa con olor en el pelo a el, y sentir su presencia o su voz por todas partes es algo que me pasa de hace tiempo y que llegue un poco a la locura.
Me entran ganas de chillarle que le quiero, y que quiero esto ojala todos los días.



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