Un día más te vuelvo a recodar, y vuelvo a notar que ya no estás aquí.
Una vez más marco las teclas de tu teléfono sabiendo que no podre escuchar tu voz, sabiendo que no habrá respuesta tuya.
Otra vez, vuelvo a pasar por tu cuarto acariciar tu cama y desear que de una manera u otra aparezcas, acaricias tu ropa sintiendo como tu olor sigue allí plasmado.
Y una vez más maldigo el día en el que te marchaste, dejando un dolor intenso dentro de la gente que tanto te apreciaba y te quería.
Como tú, no habrá nunca nadie.
Vivo deseando que algún día me digan que era todo mentira y que estás aquí, para ahora solo tengo el consuelo de poder abrazarte en sueños.
12 de Febrero del 2007, uno de los peores días de mi vida y como tu bien sabes de muchos más.
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